A veces, el iPod, en ejercicio de su libre albedrío, me pone, seguidas, varias canciones de viejo Joaquín. Y yo recuerdo que solía ser un adolescente y escucharlo ya, y que hoy, a los 28, cuando sigo siendo adolescente, lo escucho aún. Y pienso para mí: Esto me gusta. Esto es de las pocas cosas buenas que tiene envejecer: a uno siguen gustándole cosas que ya le gustaban antes con toda sinceridad.
1. Tras las montañas estaba el mar, la noche, el vértigo, la ciudad; el mundo, a cambio de una canción, me daba un plato, un beso, un colchón...
2. Ésta es la canción de las noches perdidas: lleva un crisantemo ajado en la solapa, se sube a la cabeza como ciertas bebidas, se pega a la desilusión como una lapa. Canta la canción de las noches perdidas: quema como el gas azul de los mecheros, sirve para echar vinagre en las heridas, miente como mienten todos los boleros...
3. Ley de los sin ley, rueda de peones para darle jaque al rey. El bar de la estación es un hogar para mi corazón. Y las mujeres miran y no ven al forastero que no tiene quien lo espere. Y el cielo es una plancha de hormigón, un animal con gafas solo ante el televisor, un docudrama que termina mal, un ángel que delira en una cama de hospital, cantándole a la luna la canción de cuna de la noche y los tejados...
4. Nunca me dice "Ven", siempre se hace esperar; de noche, como un sueño, tarda en venir, dibuja nubes con saliva y carmín, cobra caro cada abrazo que da: no acostumbra a fiar...
5. Y dile que la echo de menos cuando aprieta el frío, cuando nada es mío, cuando el mundo es sórdido y ajeno; que no se te olvide: es de esas que dan siempre un poco más que todo y nada piden...
6. Deja pasar la tentación, dile a esa chica que no llame más...
7. ...si te da la espalda la almohada, busca en la frecuencia modulada una coartada para alunizar...
(¡VEN CUANDO TE CANSES DE CRECER Y LOS SUEÑOS TARDEN EN VENIR!)
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