En este país, o mejor dicho en el Distrito Federal que le sirve de capital política, es constitucional el derecho a la interrupción del embarazo. Sí, es un triunfo político. Pero la decisión es jurídica.
Vamos. Descarnémonos en discusiones imbéciles acerca de lo penoso o maravilloso que es esto. Yo, mientras menos mujeres deban practicarse abortos clandestinos, prefiero escuchar los pleitos y no entrar en ellos.
Señores magistrados: bien por ustedes.
(BIEN, DIJE)
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