En la vida se atraviesa uno con cintas inolvidables y significativas que no merecen que se las compare con otras. Yo ya le falté el respeto a un par con los Ivanes 2007, pero es que, al mismo tiempo, la oportunidad de hacerlas destacar frente al resto de mi cine del año es irresistible. Son cintas de logros técnicos notables, brillante originalidad y trabajos actorales y de dirección que marcan la opinión que uno tendrá en el futuro acerca de los involucrados. A esas cintas entrego los Ivanes Olímpicos, premios que honran el "trabajo individual o de conjunto que hacen un aporte valioso a la historia del cine". Y los Ivanes Olímpicos de 2007 son para Gwoemul, The host,
una cinta de furiosa originalidad, guión irreprochable, actuaciones impecables, un gran equilibrio entre la comedia y la ciencia ficción a la Godzilla-pero-más-canija, foto bárbara, música de poca madre, y sobre todo una historia linda e inspiradora, universal y honesta.
Vaya usted a ver The host, si no la ha visto. Está bien chida. Uyuyuy.
(DE VERAS, HOMBRE)
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